Reloj de Bolsillo Automático

Mostrando los 6 resultados

Mostrando los 6 resultados

El reloj de bolsillo automático: el movimiento relojero autónomo

El reloj de bolsillo automático es la esfera moderna y sofisticada para quienes buscan un reloj auténtico y sin necesidad de darle cuerda a diario. Este reloj se alimenta de la propia energía del usuario. Cuando el reloj está en el bolsillo, los movimientos del usuario hacen girar el rotor 360° para dar cuerda al muelle del barril, proporcionando así energía mecánica al reloj. Si el reloj se lleva a diario, funcionará sin interrupción. También es posible dar cuerda al reloj manualmente después de un periodo de tiempo sin llevarlo puesto para recargarlo completamente.

El reloj de bolsillo automático es un movimiento autónomo que sustituye la necesidad de dar cuerda manualmente al reloj de bolsillo girando la corona de 30 a 40 revoluciones diarias. Aunque todavía hay grandes aficionados al reloj de bolsillo mecánico tradicional, el movimiento automático permite a las personas con prisa llevar el reloj de bolsillo de forma convencional sin preocuparse de si el reloj funciona y está bien ajustado. Los movimientos mecánicos no son un misterio. Esto es lo que necesita saber sobre la historia de los movimientos de los relojes automáticos y su funcionamiento.

El movimiento automático del reloj de bolsillo: un avance técnico de Louis Abraham Perrelet

No hace tanto tiempo, la gente pagaba los peajes entregando dinero a los guardias, llamaba por teléfono marcando un número y creaba listas de reproducción (o mixtapes, si tienes cierta edad) transfiriendo físicamente su música de los discos a una grabadora. Todos estos avances se definen por la capacidad de la tecnología para liberarnos de la vida cotidiana y del tiempo, y este es un tipo de progreso que ha definido la innovación durante siglos. Este tipo de progreso en la relojería se puede observar incluso si nos remontamos a 1777, cuando Abraham-Louis Perrelet desarrolló un movimiento de reloj mecánico que eliminaba la molestia de dar cuerda manualmente al reloj.

El movimiento automático del reloj de bolsillo: un movimiento revolucionario

Como se ha mencionado anteriormente, los relojes con movimientos mecánicos se accionan mediante el desenrollado de su muelle real. Esto significa que, en la época de Perrelet, dar cuerda diariamente era una parte esencial de la posesión de un reloj personal que permitía apretar el muelle real para otro día de cronometraje. La brillante idea de Perrelet fue desviar el mecanismo de cuerda de la corona al muelle real con un ligero desvío: el rotor. En el diseño del reloj de bolsillo de Perrelet, el rotor funcionaba como un peso montado en el movimiento para que girara cuando el portador se moviera.

Estas revoluciones daban cuerda al muelle real, que a su vez hacía funcionar el reloj y eliminaba el acto mundano de darle cuerda al reloj antes de ponérselo cada día. Aunque el rotor «sustituye» a la corona en el proceso de dar cuerda, la mayoría de los movimientos automáticos siguen permitiendo dar cuerda a la corona. Pero si usted es como la mayoría de los propietarios de relojes automáticos, la única vez que utiliza la corona es para ajustar la hora (o la hora dual) y el día/fecha. No es de extrañar que algunos entusiastas de la relojería se opongan a quienes afirman que un reloj automático es diferente de un reloj mecánico de cuerda manual, como si un Tesla no fuera un coche por su motor eléctrico.

Pasar de los relojes de bolsillo automáticos a los relojes de pulsera automáticos

Aunque el diseño de Perrelet era brillante por su sencillez, estaba pensado para relojes de bolsillo e, incluso en su época, los relojes de bolsillo no estaban sometidos al nivel de actividad y movimiento de los relojes de pulsera actuales. Y es que el reloj de pulsera como concepto debe su existencia a la Primera Guerra Mundial. Los comandantes y las tropas tenían dificultades para alcanzar sus relojes de bolsillo para sincronizar los planes de batalla, por lo que se diseñó un movimiento de reloj para que cupiera en una caja del tamaño de la muñeca y el reloj se trasladara del bolsillo a la muñeca. Una vez terminada la guerra, el reloj de pulsera llegó para quedarse, y todos los diseños e innovaciones del reloj de bolsillo dieron el salto a la muñeca. En 1923, el relojero británico John Harwood reimaginó el diseño de Perrelet para adaptarlo a este nuevo tipo de movimiento.

El nuevo diseño de Harwood tenía mérito, pero no estaba exento de problemas, concretamente un movimiento limitado del rotor que disminuía su eficacia para dar cuerda al muelle real. En 1931, la creciente empresa de relojes Rolex lanzó una nueva versión del nuevo diseño de Harwood, que tenía en cuenta el movimiento de rotor limitado y se apoyaba en esta nueva innovación, la «reserva de marcha». Esta característica permitía almacenar y regular la energía del muelle real para garantizar un cronometraje preciso de entre 36 horas y 8 días, incluso si el reloj estaba en un cajón y no en la muñeca. Dado el potencial intemporal de su movimiento, Rolex optó por llamarlo «El Perpetuo» (nombre que sigue utilizando la marca en la actualidad). Y aunque desde entonces ha habido otras innovaciones, como un rotor que puede girar en dos direcciones sin desenrollar el muelle real, todas se basan en el diseño del núcleo de Perrelet de hace casi tres siglos.

La evolución de la revolución

Si avanzamos hasta el panorama actual de la relojería, vemos que los relojes automáticos siguen llamando la atención de los aficionados. La innovación también ha llevado a mejorar otras características, con fondos de pantalla que se han convertido en una característica popular para admirar elementos de precisión como los movimientos esqueléticos y los rotores grabados o firmados. Estas innovaciones también han dado lugar a una próspera industria artesanal de «bobinadores de relojes», dispositivos controlados por ordenador y aplicaciones que imitan el movimiento de la muñeca del usuario para mantener el rotor girando cuando no se lleva el reloj. Como todo lo relacionado con los relojes, estos enrolladores de relojes van desde menos de 50 euros hasta modelos tipo caja fuerte que cuestan más que una casa y pueden manejar docenas de relojes a la vez.

Pero incluso sin un título de ingeniero o un pago inicial por un enrollador de relojes, es fácil apreciar lo lejos que ha llegado la idea de Perrelet. Los entusiastas de los relojes de todo el mundo no tienen problema en disfrutar de las ventajas de estos avances sin dejar de ser fieles al alma de la motivación original de Perrelet.